martes, 20 de diciembre de 2011

Nelo segurata

Debían de ser alrededor de las 12 de la noche, una hora muy solitaria e intempestiva en nuestro barrio, cuando, por lo visto, a los oídos de Nelo llegó un ruido sospechoso. Muy inquieto, me pidió salir al jardín y, tal como le abrí, se fue hecho una bala al portón de entrada, olisqueó los bajos, luego el aire de la noche y, a continuación, lanzó una retahíla de ladridos furiosos con un vozarrón a lo Constantino Romero que infundía respeto. Qué digo, respeto; auténtico pavor; sin verlo, se diría que el que ladraba era un dóberman como mínimo. Cómo sería que tras la advertencia, se oyeron pasos alejándose a la carrera. No he conseguido averiguar si eran ladrones al acecho o la chiquillería del vecindario gamberreando un poco (coincidió con el puente de diciembre), pero, en cualquier caso, lo importante es que avisó y que puso en ello todo su empeño. ¡Bien, quillo, bien!, lo felicité. Y ahora, la faena es mía porque se ha empeñado en que la seguridad y la vigilancia integrada son lo suyo. O sea, que quiere ser segurata. Dice que lo que más le mola es el uniforme, pero yo, que soy su madre y lo conozco bien, sé que lo que realmente le va es hacerse el milhombres (o el milperros si se prefiere) 
- Mira, nen -intento convencerle-, mejor haces un curso de rescate de víctimas, el uniforme es super chulo y serías aún más útil a la sociedad. Ya sabes que a mí lo de los cuerpos represivos siempre me ha dado mal rollo. Y, por otra parte, es más ágil, más activo. Un segurata, igual se pasa las horas sentado a la puerta de un comercio con aires de mariscal sin hacer otra cosa que lucir planta. En cambio los rescatadores y rescatadoras, van de excursión, hacen viajes exóticos, practican deportes de riesgo... no sé, es mucho más aventurero, en serio.
No he tenido que insistir. La idea le ha parecido tan estupenda que lleva una semana rescatando todo lo que encuentra: una lagartija aterida de frío, una pelota del Barça abandonada, un esqueje de geranio vencido por el viento... hasta intentó rescatar al gato Nero de su propia cestita. Por suerte lo frené a tiempo. Y para completar su formación, hace prácticas de salvamento con Nua, ya lo he pillado en más de una ocasión lamiéndole la carita e intentando hacerle el boca a boca. Aquí tenéis el vídeo que lo demuestra, ya veréis qué tierno.
Está claro que Nelo es un perro muy completo: simpático, obediente, sociable, sumiso, no demasiado listo pero con una gran personalidad. ¿O, dada su condición de cánido, debería decir canidalidad? Sea como sea, últimamente, nos tiene muy contentas.


3 comentarios:

Siempre suya dijo...

qué barbaridad!!! seguro que no le ha sacado un ojo a Nua??? no doy crédito...

Paz Montalbán dijo...

El Nelo és una dolçor... Com la mestressa!!!

Petons per a tota la fauna i la jefa!

Anónimo dijo...

D'on de la vida mateixa prové el misteri de viure i d' esser un ser unic i excepcional.

ja sigui gos, gat o femina

Tot és AMOR
Recorda-ho sempre.