miércoles, 23 de octubre de 2013

Amanecer en Long Island

Después del trasiego neoyorquino, siempre veloz y estridente, pasé la noche del finde en la casa que Andrea Weiss y Greta Shiller (Paris Was a Woman) tienen en Long Island. Cada vez estoy más convencida de que todo sucede por alguna razón, ya sea algo no deseable ya sea contundente y visionario, como en esta ocasión. 
Le tenía pocas ganas a este viaje: el estrés de final de libro, la pereza del jet lag, la promo de Alicia en Italia, la tendinitis producida por los deseos de liderazgo del Quillo... En fin, una serie de circunstancias no lo favorecían en absoluto (más otras que no explicaré por discreción). Eso ayudó a que los primeros días se me desencajara el cuerpo y me asaltara la angustia de pensar que me quedaba todavía todo el resto del viaje. Pero, de repente, algo cambió. La tranquilidad del lugar, la calidez de la casa y una boda de dos señores —uno de ellos abuelo— a la que asistí, creo que influyeron. 
Me desperté muy temprano (me pasa incluso sin jet lag), aún en medio de la oscuridad matinal, y me puse a pensar en la intervención que iba a hacer en Burlington en mi pobre inglés de hispana que lleva toda la vida intentando sin éxito superar el nivel intermedio 1. A esas horas, las ideas se mezclan mucho, han descansado y se saludan unas a otras en su paseo mental vespertino. Así apareció la necesidad de expresar públicamente mi intención de jubilarme. Intención porque el destino te trae tantos imprevistos que mejor no dar nada por sentenciado y definitivo. Jubilarme quiere decir dejar el activismo literario. Estoy cansada. Llevo ya mucho tiempo en esto y hoy por hoy, ese activismo me reporta más disgustos que satisfacciones (que también me las da, no lo niego). De hecho, ya había empezado a dejar y rechazar colaboraciones antes de subirme al avión. Hay que dar paso a las nuevas y jóvenes generaciones con sus revolucionarias ideas de casarse y formar familias normativas. Yo, todo lo que tenía que decir ya lo he dicho y en Elogio del Happy End (un libro que dormita sin pena ni gloria en bien pocas librerías) quedan reflejadas, en formato utópico y en una voz adolescente, mis ideas sobre hacia dónde habría que ir o, mejor dicho, hacia dónde me gustaría que fuéramos. Se me antoja ahora que ese título ha sido premonitorio. 
Dejar el activismo literario no significa, por supuesto, dejar de escribir (tal vez sí dejar de publicar porque a nadie le interese lo que pueda decir a partir de ahora; cachis!, un riesgo que hay que correr), me refiero al activismo deliberado y consciente, porque en todo lo que se hace hay ideología y, por lo tanto, acción política, incluso "no hacer" es hacer política (quién lo dijo?). 
En una cama alta y mullida de Long Island, con dos plumones encima del cuerpo, me llegó muy nítida esa idea. Casi como una visión. Y, entonces, amanece. Me levanto a coger un cuaderno y la escribo en aquella penumbra clara. Lentamente, la luz va invadiendo la habitación, las aves inician su actividad y yo, en ese momento, siento una serenidad inmensa. 

Le tenía pocas ganas y, ya veis, ha sido uno de los viajes más ricos y emocionantes que he hecho a los USA. En Vermont tuve la oportunidad de reencontrarme con mis amigas hispanistas (ese grupo de locas entrañables que han elevado mi obra a categoría universitaria); compartí escenario con Alison Bechdel, conocí a algunas stars académicas como el especialista en Almodóvar Paul Julian Smith, quien, por cierto, estará en BCN a principios de diciembre, asistí a la proyección del documental En el cuerpo equivocado  de Marilyn Solaya (Vivian en Fresa y chocolate) y debatí con ella sobre transgénero en Cuba. Su próxima película Vestido de novia se estrenará pronto en el Estado Español, estad alerta porque pinta muy bien.

El último día, me quedaba la mañana entera para vagabundear por NY y así lo hice. Y si bien siempre me ha parecido una ciudad violenta y excesiva, en esta ocasión me resultó muy tierna. ¿Será que me influyeron los comentarios de Paul y de Andrea que la ven frágil —como una flor, dijo Paul —y vulnerable? Lo demostró en su día. En fin, chicas, todo un lujo. 
Iré colgando fotos en el álbum. 

La frase del día: Oscuro es el abismo del tiempo, pero se nos ha dado luz suficiente para guiar nuestros pasos.
Robert Southey

2 comentarios:

relatos de lorca dijo...

Por lo que has wrote in your blog, it was very happy, wonderful and amazing trip.
Congratulations.
P.D mi ingles es de primaria pero, Bienvenida at home Mis Franc
lrc

coses2 dijo...

Una escriptora no es jubila mai, és impossible. No entenc gaire això de "l'activisme literari", culpa meva, segur, però en qualsevol cas si escriure ja és activisme, ens agradi o no, doncs al final res no canvia, només la forma del mateix.