viernes, 15 de febrero de 2013

Nelo ofendido

Me lo encontré el otro día con la maleta hecha y a punto de salir de casa. 
—Prefiero buscarme otra residencia a denunciarte por indiferencia y abandono en el propio hogar.
Tiene razón. Entre el frío, los viajes, el estrés y los múltiples proyectos, apenas le hago caso. Ha empezado a perder pelo como un cuarentón alopécico, se rasca de forma compulsiva y me sigue a todas partes con tal obsesión que, a menudo chocamos, lo que provoca un grito por mi parte y una huida bajo la cama, por la suya.
Sí, sí, tiene toda la razón, así que he decidido modificar un poco nuestras costumbres: ahora le cepillo el pelo a diario, le he puesto la pipeta y le miro con interés que no tenga pulguitas, para rematar, paro mi actividad creativa a una determinada hora y salimos a disfrutar de un largo paseo. 
¡Ay, si no fuera por él! Qué anodina sería mi vida. 

La frase del día: Hoy me he levantado tan preclara
María Eloy-García 

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