jueves, 21 de febrero de 2013

Una solución para los pelos de mi Xupito


A pesar de ser un gato insolente, caprichoso y chulo, el Xupi no deja de ser un mimoso compulsivo y un enmadrado. En realidad, le gusta dormir en mi cama porque siente mi presencia y, sobre todo, mi olor. Harta, pero, de sus pelillos livianos y volátiles, a pesar de la colcha de IKEA, decidí cerrar la puerta de mi habitación y ahí no entra el gato por mucho que se lo proponga. Su reacción fue tajante: no puedo subir a tu cama, pues me pongo al lado de tu ordenador; los dos objetos de la casa con los que comparto más horas. Penita me dio verlo encima de la fría mesa de madera (del mismo centro comercial ya mencionado), así que le compré una cestita, puse dentro una de mis camisetas y ahí andamos él y yo, pantalla de por medio, compartiendo las horas de duro trabajo, que, a su lado —debo confesarlo—, se hacen más blandas. Ya veis, lo que no conseguí a base de gritos, empujones y aspersiones de agua, lo he logrado con ternura. Y es que ya lo dijo un sabio: "Solo quien manda con amor será seguid@ con fidelidad". ¿Por qué no se lo aplican las y los políticos?

La frase del día: Me pareció ver un lindo gatito.
Piolín

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